Recapitulando todo un poco, nos encontramos con que una pedagogía mejor es posible a pesar de la gran manipulación existente de los medios y todas las consecuencias que conllevan y acaban intoxicando nuestra sociedad y los diferentes ámbitos que la integran.
La escuela tal y como la conocemos hoy en día está al amparo de la modernidad, es decir, no está anclada ni caracterizada como se merece, en torno a los valores, los avances y la forma de vivir de hoy en día.
Debe ser un esfuerzo desde la práctica docente el poder modificar la educación, el preguntárnos para qué enseñar esto o lo otro. Insertar en los contenidos temas actuales, nuevas tecnologías, que el alumnado se sienta atraído a la par que asume valores, contenidos y aprende a discurrir de manera crítica sobre un tema u otro. Deben de ser conscientes de que todo lo que aparece en los medios de comunicación no es al 100% cierto y que por esto deben de tener formada una madurez e imponer su conocimiento crítico y seleccionador de información, que ellos asuman como más relevante.
Debemos de enseñárlos a pensar para que se formen como adultos y sepan defenderse ante la vida que les espera. Hay que transmitirles que no es malo ser diferentes, sino todo lo contrario, que ahí es donde la radica la variedad, los diferentes conocimientos y habilidades de cada uno.
¿No pensáis que todos iguales sería muy aburrido?
Nuestra sociedad es desigual, cada un@ tenemos una apariencia física, una mentalidad, a cada un@ se nos da mejor una u otra cosa. Es aquí donde radica la escuela libre y creativa, centrada en los intereses de las personas y no teniendo que seguir tod@s el mismo camino cuando en realidad se están dejando de lado algunas habilidades que no sólo ell@s se están perdiendo sino toda la sociedad donde viven e incluso en ocasiones, también el mundo.
Debemos de poner en marcha una nueva realidad, una realidad educativa y social que es posible, y que tal como mencionan los autores carecerá de ser utópica.
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